En el marco de la reciente acreditación profesional del psicólogo experto en coaching por parte del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, Feedback quiere romper una lanza a favor de dos variables que marcan nuestra manera de entender el coaching: la rigurosidad y la complementariedad.
Por un lado, el proceso del Colegio de Psicólogos de Cataluña ha abierto una vía que permite legitimar a los coach psicólogos, certificando que disponen de competencias específicas para ejercer profesionalmente como coaches. Sin duda son necesarios sistemas de evaluación que garanticen el rigor de este ejercicio profesional. Más allá de si es un psicólogo quien ejerce el coach o profesionales procedentes de otras disciplinas formados en el coaching, el rigor es absolutamente necesario para alcanzar las metas marcadas para quienes solicitan este tipo de servicios y, al mismo tiempo, para defender y consolidar el prestigio de esta profesión.
En este sentido, desde Feedback aplaudimos la iniciativa del Colegio de Psicólogos (y por ello no hemos dudado en certificarnos), pero entendiendo que esta iniciativa no es sinónimo de exclusión de la posible complementariedad con otros profesionales. ¿Por qué los psicólogos no nos podemos complementar con otros profesionales del coaching? Y ¿por qué los psicólogos no podemos ser marcos de referencia o complementariedad con los otros profesionales?
El contexto actual nos ha enseñado que hay que ir más allá de la simple y pura competencia y que el mundo profesional debe estar basado en el trabajo en red sumando habilidades, competencias y capacidades. Es la hora de superar barreras de escuelas, de estilos y de concepciones que entienden la práctica del coach con puntos de vista diferentes.
¿Por qué un coach ejecutivo no puede tener un psicólogo de referencia para resolver dudas o aportar valor añadido en su práctica? Y ¿por qué un psicólogo no puede tener un asesor de empresa de referencia cuando requiere complementariedad más vinculada a los procesos propios del ámbito empresarial?
Todo ello lleva a una respuesta: cooperación versus competencia; rigor versus intrusismo.
Hay que dejar de lado la competencia para enriquecerla con la coopetencia: cooperar con los demás y competir con nosotros mismos para avanzar.
Todas las profesiones deberían ser como círculos de sardana: cada vez que se abre el círculo es para facilitar la inclusión. La nuestra, la de los psicólogos coachs, no puede quedar excluida.