Más de una vez, en varias acciones de coaching, he tenido la sensación que se percibe al coach como un gran solucionador de problemas que tiene una pócima mágica para resolver todos aquellos conflictos o aspectos de transformación personal y grupal que se nos plantean.
Es como si tuviéramos unos superpoderes para descoyuntar aquellas trabas que nos encontramos a lo largo de la vida.
Los coachs no tenemos ningún superpoder ni un traje de Superman escondido bajo nuestra ropa. Somos facilitadores en los procesos de transformación. De hecho, somos «tronqueadores» especializados en acompañar a encontrar cuál es el tronco que hay que sacar para deshacer el nudo que no deja fluir el río.
No sólo no nos podemos levantar con la capa de Superman para empujar con fuerza el montón de troncos que no dejan pasar el río, sino que nosotros mismos también nos encallamos en nuestra vida personal y profesional y necesitamos de otros «tronqueadores».
Hace unas semanas, organizando la comunicación de Feedback para el próximo curso y compartiendo un café con la persona que me acompaña en la comunicación, me di cuenta que yo misma tenía una atragantamiento de troncos que me hacían percibir la comunicación como un deber pesado que requería un tiempo que no tenía, como una obligación que me martilleaba la cabeza porque siempre la dejaba para el final.
Durante el café, la profesional de la comunicación se convirtió en mi «tronqueadora» y me dijo: «sólo debes disfrutar de la comunicación y dejar de sentirla como un deber. Comunicar no es una obligación. Sólo es una manera fantástica de compartir, en un acto de generosidad, todo lo que sabes, lo que piensas, lo que crees que ves…».
De manera mágica, un tronco cayó y desatascó el atasco. Desde hace unas semanas he empezado a disfrutar de la comunicación recogiendo imágenes para tuitear en Twitter, pensando ideas para escribir artículos… compartiendo todo lo que me parece que puede ser de utilidad.
El ejemplo ratifica dos aspectos interesantes para la reflexión:
– Los coachs no tenemos superpoderes y sólo somos facilitadores como un «tronqueador» más.
– Los profesionales de servicios, sea cual sea su sector, son más poderosos y con un valor diferencial mayor si logran convertirse en «tronqueadores» desde su especialidad y tener la capacidad suficiente de empatía para captar cuál es el motivo del atasco por el que su cliente les ha contratado.
Y sí, efectivamente, los coachs somos muy afortunados (o «suertudos» como dice mi compañera de comunicación), por la posibilidad de enriquecernos facilitando los cambios varados por aquel tronco que estorba.